Por Reporte CBA
La historia de un pueblo también se escribe con ladrillos, oraciones y cencerros. Este sábado 28 de junio, Calera Central se viste de fiesta para celebrar los 70 años de la Capilla Sagrado Corazón de Jesús en Calera Central, un templo que no nació de una donación millonaria ni de un decreto oficial, sino del empuje incansable de un puñado de vecinas y vecinos que supieron convertir la fe en acción.
Todo comenzó allá por la década del '30, cuando un grupo de mujeres, al regresar de una procesión de la Virgen del Rosario, se reunió en la casa de Don Mariano Salvador, un vecino querido y comprometido. De ese encuentro surgió algo más que una charla piadosa: nació la Comisión Pro Templo, presidida por Doña María Salas, que soñaba con levantar una parroquia para el barrio.
El proyecto se presentó al Padre Eladio Diez, quien no solo dio el visto bueno, sino que ofreció materiales para improvisar un altar. En esos primeros tiempos, la misa se celebraba en un aula de la escuela 384, y gracias a gestiones comunitarias, se consiguió un espacio en el viejo campamento frente al chalet de Doña Zuli—donde era sede de la Fundación Rivilli—que funcionó como sacristía improvisada.
La fe se forjaba en comunidad. Los Mercedarios del Colegio León XIII comenzaron a llegar regularmente, con un compromiso que no conocía de feriados ni distancias. El barrio entero se movilizaba: los hombres más diestros forjaban herrería a mano con hierro fundido, mientras las familias cargaban los bancos desde sus propias casas para cada celebración. No había campana, así que las mujeres recorrían las calles agitando un cencerro de chacra, convocando con su sonido metálico a la misa dominical.
Un gesto clave marcó el destino del templo: Doña María Van Goel, viuda del inglés Stoecklin, y propietaria de amplias tierras en la zona, fue contactada por la comisión. Aunque no era católica, donó generosamente una cuadra entera para que la capilla tuviera finalmente su lugar definitivo. Hoy, esa tierra cobija no solo ladrillos, sino décadas de bautismos, bodas, comuniones, despedidas y reencuentros.
Recién en 1942 comenzaron a celebrarse las misas de manera oficial, y hacia 1954, se consolidó la construcción del templo como lo conocemos hoy. El paso de los años le fue sumando historia, pero nunca le restó calidez. Es que cada rincón de la Capilla Sagrado Corazón de Jesús fue edificado no solo con materiales, sino con memoria viva.
Este sábado, los ecos de esos cencerros volverán a escucharse en forma de antorchas, rezos y cantos. A las 18 horas, el Arzobispo Ángel Rossi presidirá una misa que promete emoción y gratitud. A las 19, tendrá lugar una procesión con antorchas, símbolo de esa fe que nunca se apagó. A las 19:30, se leerá una reseña histórica y se inaugurarán nuevos baños—una obra menor si se la mide en cemento, pero enorme si se la piensa como continuidad del legado de los pioneros. Finalmente, a las 20 horas, una cena a la canasta reunirá a las familias bajo el cielo de Calera, con números artísticos y mucho más que recuerdos.
Setenta años después, la Capilla sigue siendo mucho más que un edificio. Es un altar de comunidad, un espacio de encuentro, un testimonio vivo de cómo la fe puede levantar paredes, abrir puertas y hacer sonar campanas incluso donde no las hay.
📸 Instagram: https://www.instagram.com/reporte_cba/
📘 Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=61554189157045
No hay comentarios:
Publicar un comentario